lunes, 7 de febrero de 2011

Gato Negro

Leandro (a.k.a. Uru) fue quien me paso a buscar por la puerta de mi jornada laboral de unas 5 horas. Nos alimentamos a base de comida israelí, para luego dirigirnos hacia Piscis Bar, donde desde hace algunos meses me toca musicalizar semanalmente una noche para los extraños personajes que deambulan por dicho sitio. Tres noches antes la comida hindu bajo una nevada ciudad Las luces me confundían, aunque también la mirada de esos locos que jamás serian descubiertos por nadie, salvo yo y unos pocos. Doble Malta para comenzar. Las luces cambiaban de color literalmente. Una estatua con un pene dibujado en la cara me miraba sin parar. Sonidos tropicales amenizaban la noche. Varias personas, entre ellos Tommy, “A” una amiga de Suecia visitando la Brigada, el cordobés mas degenerado de la historia, y algunos otros, pasarían a representarse en cuerpo y alma por Fear And Loathing in Barcelona, para luego, ya enajenados dirigirnos algunos sobrevivientes hacia un conocido una pista de baile bajo tierra. Muchas fueron las lecturas que pude rescatar, si bien el grado de alcohol en sangre era alto. Dormí unas pocas horas para tomar metro,para tomar un autobús, para tomar un avión, para tomar otro autobús y tomar un tranvía con mucha, pero mucha nieve alrededor, que me llevaría al lugar donde aguardaba Staffan y Rikard despierto desde hacia 3 días. Una pizza vegan por cuarenta coronas suecas y dos cervezas su sumaron a estos primeros 30 minutos en un país mucho mas al norte del cual venia y en donde Pappo´s Blues era moneda corriente. “Gato negro, Gato negro” repetía Staffan. Rikard me preguntaba me hablaba sobre la muerte de Pappo. No se como, pero sabían todo. Salimos de ahí, encendimos una vela y caminamos hacia el barco en el cual debería pasar vinilos y cds por unas 5 horas ininterrumpidas y a menos de veinticuatro horas de esa bizarra noche en el Raval. Lo que restaba de la noche se podria resumir en: J. “Ladri” acaparando, Susana Young completamente hermosa bailando, y Matteo y yo regresando a casa y descubriendo al despertar que había unos 2 litros de orina en el cajón de los cubiertos donde creí ver flotar algún que otro tenedor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario