lunes, 8 de noviembre de 2010

Vidia

Era ya domingo por la madrugada. Yo estaba dispuesto a irme con cualquiera que cumpliera los parámetros. El grado de alcohol en sangre era normal en comparación a los que estaban a mi alrededor. Disfrutabamos mucho de la música. Todos. Hasta que recibo un puntapié sobre mi rostro. Contar hasta 60 sirvió para no reaccionar. Mierda. El Guacho sorprendido me dice “Camisa, estos eran tus amigos? Menos mal que vine”. Y si, menos mal que viniste Guacho. La conclusión era obvia: ser el único soltero de Barcelona tiene su precio mientras te llevas minas minas y mas minas por a cara de todos sin que nada puedan hacer para evitarlo. La mejor opción seria abandonar el recinto no sin antes encontrar a “ella” quien acompañaría a su casa al día siguiente en un domingo soleado.

No hay comentarios:

Publicar un comentario